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Podemos concebir hallazgos brillantes pero… si nadie los aplica, quedarán en humo. La creatividad no adquiere pleno sentido si no se transforma en un cambio real, si no se vuelve innovación y no transforma, de alguna manera, sutil o trascendentalmente, el entorno, defiende Guy Kawasaki, creador del marketing devocional de Apple.
«Las ideas que se quedan en un cajón pueden ser geniales pero a duras penas serán consideradas genuinamente creativas». Podemos concebir hallazgos brillantes… si nadie los aplica, quedarán en humo».

Kawasaki ofrece en este vídeo las ideas principales de lo que considera «El camino a la innovación«: 10 pasos imprescindibles que deben cumplirse para conseguir el éxito. Son los siguientes:

  1. Es imprescindible la voluntad de cambio, las ganas de modificar la manera de vivir o actuar de un colectivo (conseguir más democracia, más confort, mejor calidad de vida, más accesibilidad, más progreso, más salud… lo que sea). En suma, se trata de que nos anime la vocación de crear significado. Si Steve Jobs no hubiera pretendido, antes que nada, que las computadoras se convirtieran en objetos tan cotidianos como bicicletas para la mente de cualquiera, Apple hubiera sido una empresa distinta (y probablemente no tan revolucionaria).
  2. Hay que pretender saltar de nivel, es decir, tener en mente que las minúsculas transformaciones parciales pueden ser útiles pero no son verdaderamente innovadoras. No se trata de hacer lo que sea un poquito mejor, sino de hacerlo radicalmente mejor, de una manera muchísimo más cómoda, o muchísimo más práctica o muchísimo más económica. Solo si supone un salto, el cambio puede considerarse creativo.
  3. Debe inspirarnos la excelencia, las ganas de genialidad. No sirven las chapuzas para los innovadores. Excelencia supone al menos cuatro ingredientes: profundidad (el cambio está reflexionado, no es ligero, es algo importante), inteligencia (supone comprensión de las circunstancias y se pone en la piel del cliente o consumidor, a quien entiende), complejidad (son cambios completos, que tienen sentido por sí mismos), y elegancia (es decir, que se mima el diseño, la imagen del producto final, su capacidad de atraer al público también por la estética).
  4. Pese a esas ganas de perfección, no debe intimidarnos lanzar al mercado prototipos que no están completamente terminados. Esas versiones Beta permiten mejorar nuestras ideas y adaptarlas a lo que nuestros consumidores realmente necesitan, esperan o aman.
  5. Mao decía “deja que 1000 flores florezcan”. Esta máxima, aplicada al terreno de la creatividad, supone que la innovación debe ser fértil para ir mutando según la libre aplicación del público, según los usos, preferencias y reinvenciones de nuestros clientes que, al final, adaptarán nuestra idea inicial a lo que para ellos es mejor o más práctico.
  6. Mejor el odio a la indiferencia. Si una idea genera carcajadas, repulsión o acérrimos detractores, siempre será mejor a si no genera ninguna reacción en absoluto. Polarizar no es un problema; lo es pasar desapercibido. Del odio al amor hay un salto más estrecho que del total desinterés a la aceptación. Quienes despiertan hordas de beligerantes censores suelen contar, a menudo, también con rendidos adeptos. De nuevo, Apple es un caso claro en este sentido.
  7. 7) La innovación no se detiene. Supone una constante disciplina. Ningún producto está del todo terminado jamás. Debe evolucionar o morirá, ya que las circunstancias del mercado nunca son estáticas y los competidores tampoco van a quedarse quietos.
  8. Intenta crear un nicho. Si piensas en un producto único, especial, exclusivo, diferente, tienes la oportunidad de hacer historia. Interesan productos de alto valor y gran exclusividad, no proporcionar lo que ya está produciendo todo el mundo.
  9. Para vender tu idea (a un business angel, a un inversor, a quien vaya a ser tu cómplice en su lanzamiento) sigue la regla 10-20-30. No más de 10 diapositivas, no más de 20 minutos, y no menos de un cuerpo tipográfico 30 (si tu interlocutor es muy joven puedes modificar esta cifra por la mitad de su edad: Para un público de 38 años, podrías usar una fuente 14).
  10. No te dejes contagiar por el desánimo. Desoye a los cenizos y apártate de aquellas personas que ven cualquier iniciativa como demasiado difícil. El presidente de IBM aseguraba, hace años, que en el mundo había mercado para, como máximo, cinco ordenadores. Hasta los líderes más estratégicos se equivocan. Pero el error es menos grave que el arrepentimiento que produce no haberse atrevido a intentar innovar.

En este vídeo Kawasaki te planteará estos y otros desafíos:

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Por Rocío Mudarra